En el jardín de Juan Carlos Chandro Ramírez (Ausejo, La Rioja, 1963) crecen libros, a veces tiernos, a veces divertidos. Chandro abona este jardín con la nostalgia de su infancia, lo riega con unas gotas de imaginación y un chorrito de observación, y lo cultiva con mucho respeto hacia los niños. Considera que los niños son personas minúsculas en cuanto a tamaño, pero también son personas con mayúsculas, con entidad propia, que sienten alegrías, tristezas, miedos... por distintas razones que los adultos, pero con igual o mayor intensidad.
Por eso en sus cuentos trata de los problemas y cuestiones que a los niños les importan no desde una postura de superioridad, sino de respeto.
Y por eso sus libros están habitados por niños reales, tal como son, y no por modelos de cómo deberían ser.
Por eso en sus cuentos trata de los problemas y cuestiones que a los niños les importan no desde una postura de superioridad, sino de respeto.
Y por eso sus libros están habitados por niños reales, tal como son, y no por modelos de cómo deberían ser.
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